Gracias a Víctor Jiménez Aransay por compartir con todos los lectores de Planeta Pádel una dolencia que suele ser ciertamente frecuente entre los jugadores.
Como fisioterapeuta y a la vez un loco del pádel, oigo a menudo decir la siguiente frase “Claro! Jugar al pádel es lo que tiene, si no te duele el hombro, te duele el codo y, si no, la espalda o las rodillas”.
Hoy me voy a centrar en el dolor del hombro, la estructura que suele ser más prevalente y que además yo mismo he sufrido.
El término GIRD, corresponde a unas siglas que en ingles significan “déficit de rotación interna glenohumeral”. Se presenta, principalmente, en la práctica de deportes de lanzamiento o en los que predominan movimientos o acciones por encima de la altura del hombro, como es el caso del pádel (voleas, bandejas, remates, etc).
Las personas que practican habitualmente este deporte, ya sea a nivel profesional o amateur, están realizando esas elevaciones un gran número de veces a la semana, generando en su hombro una adaptación que se conoce como GIRD.
Este síndrome se caracteriza por un aumento de grados en la rotación externa junto a una limitación en la interna de un hombro respecto al otro.
Está provocado por un acortamiento y una rigidez de la musculatura posterior y una retracción de la cápsula de nuestro hombro con el objetivo de frenar el final de esos movimientos. Aunque en muchos casos sea una adaptación asintomática, puede que en otros derive a lesiones como roturas del lábrum (SLAP) o de inestabilidad.
¿Cómo puedo saber si sufro ese GIRD?
Muy fácil, mediremos ambos brazos y ambas rotaciones. Para ello nos tumbamos en el borde de la cama separando el brazo y el codo a 90º (como se puede apreciar en la imagen). En primer lugar dejamos caer la mano hacia atrás, midiendo los grados con la ayuda de un goniómetro, y luego hacia delante siendo 0º la vertical. Para evitar compensaciones, en los dos casos, el hombro no debe despegarse de la cama ni debemos arquear el tronco. El test será “positivo” si observo una diferencia de 20º o más en una de las rotaciones, siendo la interna la más influyente.
Tratamiento
En el caso de encontrar esa diferencia de 20º de movilidad de un brazo respecto al otro, a continuación te voy a explicar dos estiramientos muy sencillos para ir igualando poco a poco esa rotación interna y disminuir, considerablemente, por un lado mi dolor y por otro lado el riesgo de que esto derive en una lesión del complejo articular del hombro. Ni qué decir tiene que lo ideal será complementarlos con ejercicios de fortalecimiento del “manguito rotador” y acudir a un especialista en el caso de que el dolor no mejore o se agrave.
1. Tumbado de lado con codo a 90º a la altura del hombro, nos agarramos la muñeca y hacemos un empuje suavemente hacia abajo. El estiramiento ha de ser de unos 90 segundos y no debe superar más de 3 sobre 10 en una escala de dolor. Lo podemos repetir 3 veces.
2. Para estirar la cápsula posterior estiramos el brazo y con la mano libre nos lo traemos al pecho. Debemos sentir el estiramiento en la parte postero-lateral del hombro y para ello hay que evitar rotar el tronco para no compensar. Igual que el anterior, lo haremos 3 veces durante 90 segundos y no debe sobrepasar el 3/10 de dolor.
Conclusión
Con este tratamiento, unido a un buen trabajo de fortalecimiento logré corregir este síndrome y actualmente sigo practicando mi deporte favorito con regularidad y sin dolor.
Fisioterapeuta de la Clínica CEMTRO
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