Mi hijo destaca en pádel: ¿qué hago?. Pasos y consejos para padres.

Mi hijo destaca en pádel: ¿qué hago?. Pasos y consejos para padres.

Qué hacer si mi hijo destaca en el pádel: pasos y consejos

Todos sabemos los beneficios que el pádel, como cualquier otro deporte, aporta a los niños de cualquier edad. Los hemos comentado varias veces y no vamos a repetirlos de nuevo. Hoy queremos centrarnos en el papel que deben desempeñar los padres de hijos deportistas que empiezan a destacar a una edad temprana.

¿Qué hago si mi hijo empieza a destacar en pádel con 7, 10 o 13 años? Es una cuestión que muchos padres se plantean y no terminan de encontrar una respuesta correcta ni rápida. Porque lo cierto es ¿quién enseña a un padre a ser padre de un deportista? ¿Y si encima éste destaca y empieza a cosechar éxitos con una edad prematura? No es una tarea sencilla, desde luego.

En pádel, debido a que no existe una competitividad tan alta como en otros deportes (fútbol, baloncesto o ciclismo, principalmente) es muy probable que nuestro hijo pronto empiece a despuntar y tengamos que plantearnos cómo actuar sobre todo en un futuro a corto plazo.

Tipos de padres

Hay que empezar diciendo que, así como hay diferentes tipos de personalidades, no hay dos padres iguales. De hecho, hay varios modelos de padres de hijos deportistas. Según Paul de Knop, existen cinco tipos de padres según su interacción en la vida deportiva de sus hijos. Los vemos brevemente:

1) Padre desinteresado: no quieren saber nada de la vida deportiva de su hijo. Apenas se les ve en sus partidos ni se preocupan de sus resultados o aprendizaje.

2) Padre excesivamente crítico: reprochan constantemente a sus hijos por cualquier motivo. Nunca están satisfechos con el rendimiento deportivo. La consecuencia: crean estrés y confusión emocional. Muy dañinos.

3) Padre ruidoso: son los que no paran de gritar desde la ‘barrera’. Por suerte, en el mundo del pádel se ven poco ya que los cristales actúan como ‘muro’ entre lo que pasa dentro de la pista y fuera. Son, en cualquier caso, otro mal ejemplo.

4) Padre entrenador: no dejan de aconsejar a sus hijos, incluso durante el transcurso de los partidos. Acaban creando confusión y limitan la creatividad de los niños.

5) Padre útil: fomentan la participación, apoyan en los momentos más bajos, despiertan el entusiasmo, inspiran, ayudan… Sin duda, el ejemplo a seguir.

Una vez que conocemos los cinco modelos de padres existentes, deberíamos saber que el único que realmente contribuye de manera positiva al crecimiento emocional de los hijos es el quinto, el padre útil.

Relativizar los éxitos

Los padres son una figura de referencia para cualquier niño. Un espejo en el que mirarse día a día. Por eso, es muy importante relativizar la situación de éxito que pueda atravesar nuestro hijo –y esto vale para el pádel como para cualquier otra actividad de la vida-.

Dar naturalidad a los triunfos es un paso fundamental en este tipo de situaciones. “Has ganado, sí, pero lo importante es que has disfrutado dentro de la pista, es una frase que deberían repetir todos los padres cada vez que su hijo gane un trofeo.

La mayoría de las veces los padres suelen equivocarse al considerar al deporte infantil como si fuese un deporte profesional. Es fundamental que se olviden de los resultados como fuente principal de recompensas para sus hijos. Lo que deben hacer es fomentar la imagen del pádel como vehículo de socialización para crecer emocionalmente y como vehículo de transmisión de valores: compañerismo, respeto, cooperación (es un deporte de pareja), amistad…

En todo esto, juegan un papel igual de importante las palas. Debemos hacerles ver que no es imprescindible jugar con el modelo más caro en el mercado para que no valoren de manera excesiva el dinero. Las raquetas de pádel para niños son un artículo esencial, pero debemos intentar que no se obsesionen con ellas.

El papel de los padres

Dicho todo esto, pasamos a la cuestión clave: el papel de los padres debe ser fundamentalmente el de apoyar y ayudar, sobre todo en los malos momentos (porque también llegarán). Con el paso de los años, la competitividad irá aumentando y es muy posible que nuestro hijo pase de ser un ganador nato, a ser uno más. Es en ese instante cuando la conducta del padre debe servir de estímulo para que no decaiga su interés por jugar al pádel.

Lo más importante es tratar al chaval no como un jugador de éxito sino como un hijo más. De esta manera, valoraremos a la persona, al hijo, y no al deportista.

Independientemente de los resultados que obtenga, debemos orientarles hacia la diversión, al esfuerzo, al objetivo de superarse día tras día, al esfuerzo diario. En definitiva, a que crezcan como jugador y… como persona.

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