La comunicación es la herramienta básica que posibilita las relaciones humanas. El establecimiento de una comunicación eficaz determina la calidad de las relaciones y contribuye a crear un entorno educativo en el que nuestros alumnos puedan desarrollar una personalidad equilibrada. La estabilidad emocional de los mismos y el adecuado desarrollo de su autoestima son aspectos que están estrechamente vinculados a la forma en que los docentes y los propios alumnos se comunican.
Para posibilitar una educación más eficaz, optimizar las relaciones y mejorar la calidad de nuestras clases debemos cuidar la forma en que nos comunicamos.
EL LENGUAJE EFICAZ DE LA EDUCACIÓN DEBERÍA…
- Utilizar mensajes claros y unívocos, evitando ambigüedad, malentendidos y confusiones.
- Debería resultar comprensible (fácil de entender). Utilizando expresiones que se adapten a la capacidad de comprensión del niño.
- Establece un dialogo autentico, bidireccional en el que tiene en cuenta a las dos partes.
- Debe estar basado esencialmente en la aprobación, el elogio y la alabanza. Elude la crítica, el reproche ya la recriminación constante.
- Se marca como objetivo premiar y recompensar, sin utilizar amenazas.
- Debe partir de una escucha activa real, se atiende al alumno sin interrupciones, teniendo en cuenta su punto de vista y sus argumentos.
- Debería ser un lenguaje sobretodo positivo, limitando el uso de frases y expresiones negativas.
- A través de el se intenta explicar, formar, informar e ilustrar. Presentando la información de una manera clara y precisa.
- Es un lenguaje argumentado, razonado y convincente. No plantea las cosas porque sí, sin aclarar motivos.
- Es consecuente y sistemático, de modo que mantiene y cumple la palabra dad. No es errático, arbitrario o incongruente.
- Es un lenguaje directo. Evita las indirectas.
- Su contenido es coherente con la propia conducta, no cae en la contradicción y en la incoherencia.
- Presenta mensajes optimistas y positivos.
- Es un lenguaje que manifiesta firmeza, seguridad y exigencia con arreglo a las capacidades y posibilidades del alumno. No debe ser un lenguaje laxo, dubitativo o que denote inseguridad.
- En este tipo de lenguaje buscamos dirigir, orientar, guiar y marcas pautas de actuación claras, evitando confundir o desorientar.
- Es un lenguaje asertivo y autoafirmativo.
- Debe ser un lenguaje transmitido con tranquilidad, moderación y serenidad. No es un lenguaje alterado o impulsivo. (autocontrol).
- Debe buscar, sugerir y proponer alternativas, sin forzar o presionar en una única dirección obligatoria.
- Transmite expectativas positivas y confianza.
- Se basa en el respeto y la consideración. Cuida de un modo especial no insultar, herir, ofender o degradar.
- Es un lenguaje que advierte, previene, reprende y amonesta en aquellas ocasiones en las que resulta necesario hacerlo.
- Tiene como objetivo ayudar, facilitar y favorecer, evitando en lo posible dificultar, limitar o obstaculizar.
- Es un lenguaje cargado de motivación que estimula, implica, impulsa y anima.
- Se centra más en describir la conducta, los comportamientos o los hechos, más que en calificar al alumno.
- Intenta ser objetivo.
- Pretender ser justo, ecuánime, imparcial y neutral.
- En la medida de lo posible debe apoyarse en la reflexión, la preparación y la ponderación.
- Es un lenguaje sincero y honesto. La educación es incompatible con la falsedad, la mentira y el engaño.
- Es un lenguaje que transmite responsabilidad, comprende, perdona y disculpa.
- Debe tender a individualizar, a tratar cada caso, cada situación y a cada alumno como únicos.
- Se centra en la persona. Es un lenguaje que personaliza evitando las comparaciones.
- Muestra aprecio y aceptación.
- Es discreto, respeta la privacidad.
- Es un lenguaje que se dirige a lo que es realmente su objetivo principal: educar, instruir y enseñar.
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